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¡FELIZ CUMPLEAÑOS CAMPEÓN! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS AMÉRICA!


Es el día festivo para quienes llevamos pegado al alma estos colores. Es el día festivo para quienes hemos llorado una y mil veces -más de tristeza que de alegría, estoy seguro- por esta camiseta. Es 13 de febrero y el alma americana amanece distinta, aun sabiendo que no es día de partido. Son tantos recuerdos, tantos vestigios de toda una vida entregada al ajedrez futbolero y esta pasión llamada América de Cali.

Me enamoré de este equipo en el descenso y prometí jamás abandonarte. Mi alegría más grande es ir a verte cada fin de semana sin nada a cambio; es el matrimonio perfecto. No me falles ni me faltas nunca, rojo de mi vida.

Soy afortunado de llevar estos colores. Es la mejor herencia que me dejaron mis viejos. Mi abuelo tiene 93 y en él reposan los vestigios de aquel 19 y los subcampeonatos de los 60. Mi papá nació con los ecos que dejaron los goles de Lugo y Cañon. Mi mamá aprendió a amar esta camiseta en medio de mis lágrimas derramadas cada fin de semana con los equipos de Lara, Velazco, Suarez y García.

Llegaron los tiempos gloriosos. Los 80 forjaron la grandeza de lo que se convertiría en la pasión de un pueblo. Perdimos la libertadores cuatro veces y nunca desfallecimos. Don Miguel, gracias por estas épocas.

Ganamos el pentacampeonato, dimos vueltas olímpicas donde hasta entonces solo las daban los grandes. Nos paseamos dando clases y silenciando estadios por todo el continente.

En el “Cilindro” todavía se ve a Zapata tirar un penal seco y atajar penales por montones. El tigre castillo todavía corre hacia la popular aquella noche en que el Pecoso se inmortalizó en nuestros corazones. También se le ve, cómo olvidarlo, definir entre las piernas de un arquero verde y tumbar las montañas de una ciudad entera. Y aun hoy llora lo sucedido en aquella noche del 17 de diciembre.

El “Pitufo” todavía celebra y le hace goles al vecino y, pequeño, atraviesa defensas por donde nadie más puede.

Cabañas y el Palomo “Usurriaga” desde el cielo celebran y hacen paredes para que Gareca defina. Battaglia jamás perdió el don que le concedieron los dioses del olimpo y todavía las acomoda en el ángulo. Falcioni sigue silenciando el Atanasio y ganando títulos; tapando balones que nadie más ha atajado en nuestro fútbol.

El profe Ochoa nunca dejó de darle órdenes a Escobar, y Bermúdez aun hoy mira cabecear a Crespo. Polilla volvió para seguir celebrando y levantando títulos. Edgar Perea desde arriba narra las noches mágicas en Rosario y sueña con ir a Japón.

El 8 de ferreíra nunca soltó el césped del Pascual y se mira en sus mejores tiempos tirando gambetas y caños. Fabián Vargas todavía anhela volver y Rincón sueña con seguir haciendo goles siguiendo el legado de Willington.

Pascuttini, Cáceres, Montaini y Aquino observan a Jersson y Mafla acomodar la pelota en el ángulo.

Armero corre por izquierda y baila en el banderín noroccidental del viejo pascual. Ramos todavía celebra el gol contra el DIM. Berbia sigue gritándole a la popular que por esta camiseta se deja la vida y Umaña no dejó de empujar jamás aquella noche del 21 tan feliz.

Farías celebra con metralleta en oriental mientras Borja se come las uñas. Angulo siguió el ejemplo de Bustos y sigue haciendo levantar y encender las luces de los celulares en cada falta.

No alcanzarían letras para describirlos a todos. Por eso mil disculpas con los que no nombro pero infinitas gracias por portar esta camiseta y teñirla de gloria.

Estas líneas parecerán ingratas ante tanta historia, tanta magia, tanto amor y tanta mística.

Cada capítulo que escribimos en nuestras vidas lleva tu nombre. Cada recuerdo de un año perdido en la memoria lleva consigo unos goles imposibles de olvidar, como el Olmes a Tuluá, como el de Lucumi en Cartagena o como los de Morantes en épocas donde todo era ilusión.

Rojo, en nuestro día festivo reivindico mi amor con vos. Prometo seguir amándote hasta el fin de mis días. Prometo estar siempre, porque sencillamente son cosas del corazón.

Gracias rojo de mi vida, por los abrazos al desconocido, por las tardes de partido, por la lluvia de bengalas y el humo rojo que asimila un infierno. Gracias por el papel picado y los canticos que resuenan desde la popular.

Y a usted hermano americano, porque si está leyendo estas líneas es tan pura sangre como yo y delira por este color, reciba el más sincero abrazo que le han dado este año. Gracias por compartir conmigo este amor incondicional y esta pasión aberrante que se llama América.

Hoy, 13 de febrero del 2018, imagino la siempre hermosa Buenos Aires vestida de rojo como en épocas de antaño. Imagino un obelisco teñido de rojo como en el averno y, centenares y miles celebrando nuestro día. Imagino una noche de jueves donde nuestros hermanos que cogieron camino por el continente solo por verte a vos reciban su recompensa.

Y desde ya, rojo querido, imagino cantar campeón otra vez ante el nuevo pascual repleto; que el nuevo pascual empiece a darnos las alegrías que tanto nos debe. Imagino sacar de mi garganta ese grito que llevo atorado durante estos 10 años de sufrimiento.

Gracias por estos 91 años de alegrías y tristezas porque como escribiría Mauricio, hermano de esta pasión y estas letras: “todos los momentos de mi vida están contigo. Así que amar esta camiseta es el acto más puro que existe"

¡FELIZ CUMPLEAÑOS AMÉRICA! ¡FELICES 91 CAMPEÓN! 

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