Rojo, mi buen amigo, mi compañero fiel, mi amante de los fines de semana y de mi eterna vivencia por este mundo. Rojo de mi vida, a vos que te quiero y te aliento sin importar distancia y resultado. Rojo, a vos que te llevo tatuado en todos los momentos de mi vida. Rojo, mi amigo de siempre, gracias por existir, gracias por colmar de alegría mis días, por permitirme soñar cuando solo existe utopía. Rojo amado, gracias por estar de nuevo, gracias por estar siempre, sin importar circunstancias ni realidades. Rojo, gracias por permitir desahogar mi alma con vos. Gracias por ser esa excusa que todos necesitamos para ser feliz.
América, gracias por existir. Gracias a vos, al Dios de la vida y al Dios del fútbol porque vamos a estar juntos otra vez durante este año que se viene. Gracias. Porque vuelve el carnaval de volverte a ver, la alegría de ir al estadio, el abrazo de gol con el desconocido. Gracias porque mi corazón está feliz y la única razón eres vos. Gracias, porque el parche de estadio es único, porque la sonrisa después de una victoria también, y gracias, desde ya, por las tristezas que vendrán; porque esas hacen que te ame más, y que me aferre a ti como el único sentimiento propio de mí mismo.
Rojo, mi buen amigo, vamos de nuevo con la fe intacta, los jugadores en la cancha y nosotros en la tribuna.
Jugadores van y vienen y los únicos que estamos siempre somos nosotros, los hinchas, los que nos bancamos todo. Los que hoy ya tienen su abono, o los que esperan la boleta suelta porque América es un solo corazón, somos la pasión de un pueblo, desde el que ve el partido por tv en su humilde casa en un pueblo que nadie conoce, hasta el abonado accionista que no falta a occidental segundo.
Porque "la mechita" es más que una pasión, nuestros corazones ya deliran por volverte a ver. Qué seria de nuestras vidas sin estos colores. Hay cosas que no se pueden explicar porque se llevan aferradas al alma, como el amor por un color; sencillamente son arbitrariedades del corazón.
La cancha se extraña como se extraña a la tierra cuando se está lejos. El pascual ya quiere de nuevo la alegría popular, y nosotros, que nacimos con este color pegado hasta los tuétanos, ya queremos ver correr la caprichosa para tener la excusa que nos permita salir de esa realidad académica o laboral.
Un nuevo semestre empieza y este pueblo que te sigue siempre ya se alista para alentarte. Estamos de vuelta, y este año vendrá cargado de alegrías, estadios, carreteras del continente, tristezas y títulos.
Gracias rojo por estar cada campaña, por darme ilusión y esperanza para creer. Te amo América de Cali y por eso estaré cada que pueda desde cualquier lado y cualquier estadio entonando los canticos y sacando pecho con mi camiseta escarlata.
Rojo, mi buen amigo, este semestre volveremos a estar contigo.