“Pasó el primer tiempo y el descanso no sirvió para otra cosa que para gritarnos en la cara que eso no era un sueño. Mirar la camiseta con esos gloriosos colores parecía nublar la vista de más duro. Sentir que los buenos tiempos quedaban atrás emocionaba al más insensible y lo que antes era fiesta, ese día, se pareció mucho al cementerio”. José M Pascual
Empezaba el partido con los de siempre, mi padre un amigo y yo. Estábamos allí presentes con la esperanza de un triunfo, se anhelaba ese “despegue” y retomar el camino del triunfo.
El rojo jugaba de gris raro color ¿este uniforme seria el presagio de nuestro presente GRIS? Y si a pesar de que América jugó un buen primer tiempo, con algo de ímpetu, con la ¡obligación de grande! De devorar al Envigado de Juveniles, el gol de Bottinelli, fue como siempre lo dijo Torres en las ruedas de prensa.
“Chispazo”
Se acaban los primeros 45 minutos, dentro de mi decía a esto le falta sufrimiento y este partido no puede ser perfecto. Envigado sale con ganas, su TÉCNICO algo que América no tiene hace rato, mueve sus fichas de manera adecuada. Poco a poco fue desnudando a los diablos rojos.
El salvador de fechas anteriores se equivoca, Bejarano deja un rebote y gol de Envigado. Silencio total con sabor de funeral y de B.
El resto fue de lo mismo, un equipo sin ideas, desordenado, con errores en defensa desastrosos y Envigado con poco hace el segundo, para acabar de sepultar a Torres y este “proyecto” donde no se salva ninguno, y coloca la estocada final a la tumba.
Torres se va y ¿tenemos que prepararnos desde ya para el fatal final? Las fechas transcurren. Es una anestesia en la cual esta indignación va bajando de a poco y se va aceptando ver al rojo de nuevo los lunes.
Esta anestesia ha ido durmiendo a la hinchada, donde ya todo parece tan normal, perder se convirtió en el día a día, echar culpas, especular que son “negocios” los que nos van descender.
Pero los que nos aplican la inyección del letargo tranquilos, ¡se van! Ni a rueda de prensa se presentan o hacen show mediático para distraernos.
A este América Lo comparo como un paciente terminal, la hinchada es esa familia lo acompaña con una esperanza que esto mejore, o está allí para el final de su inminente ocaso.